Entre los afluentes del río Manzanares, además del Abroñigal, seencuentran más de una decena de arroyos en la ciudad de Madrid,algunos ya desaparecidos.
El Abroñigal era el límite natural deMadrid por el este, quedando Vallecas y Moratalaz en su margenizquierda, donde afluían arroyos que regaban sus tierras. En estelibro se citan una cincuentena de esos arroyos y de otros tributariossuyos, y a lo largo de sus páginas se muestran sus cauces, lo queconstituye el objetivo primordial del autor.