Se narra aquí la vida de Espíritu, un hombre de 40 años quien una noche sospecha que alguien más habita dentro de él. A medida que la historia avanza, Espíritu descubre que esta presencia es él mismo, manifestándose con su voz de niño de 8 años y su fobia a hablar. Los recuerdos de un pasado inconcluso regresan, revelando que su fobia se llama «mutismo selectivo», una condición que Espíritu aún enfrenta en ocasiones. Todo ello afecta su comunicación y las relaciones con sus seres queridos, como su hermana Laia y el misterioso insecto con cara de niño que circunda, de principio a fin, la novela; símbolo de la autoconciencia y comprensión que el personaje principal tendrá que descubrir en sí mismo. Esta obra sugiere una exploración profunda y personal, envuelta en una atmósfera psicológica que mezcla el misterio y la introspección.