Segunda entrega de la trilogía que el autor está desarrollando en torno a la historia y los avatares humanos de Ciudad Real.
Si en la primera, El abrigo de la corona, la novela se desarrollaba en el siglo XIII, desde la fundación de la ciudad en 1255 por Alfonso X el Sabio, cuando la villa apenas estaba saliendo de su estado embrionario y se encontraba, en todos los sentidos, acorralada por la Orden de Calatrava, en esta ocasión, el autor ha elegido cuidadosamente un espacio temporal en la segunda mitad del siglo XIX, en el que la ciudad ve mermar su patrimonio y, junto a él, desaprecer a los hombres y mujeres que lo forjaron.
Segunda entrega de la trilogía que el autor está desarrollando en torno a la historia y los avatares humanos de Ciudad Real.
Si en la primera, El abrigo de la corona, la novela se desarrollaba en el siglo XIII, desde la fundación de la ciudad en 1255 por Alfonso X el Sabio, cuando la villa apenas estaba saliendo de su estado embrionario y se encontraba, en todos los sentidos, acorralada por la Orden de Calatrava, en esta ocasión, el autor ha elegido cuidadosamente un espacio temporal en la segunda mitad del siglo XIX, en el que la ciudad ve mermar su patrimonio y, junto a él, desaprecer a los hombres y mujeres que lo forjaron.