Ni el desayuno recién hecho con el café mañanero, ni el pedido online que hiciste hace semanas, ni el estreno de la nueva temporada de tu serie favorita que te tiene en un sin vivir, te hacen saltar de la cama con tantas ganas y tan rápido como un beso en los morros de tu persona favorita. Y es que nada esperas con tantas ganas como que llegue el momento en el que volverás a ver a tu amorcete, eso es así. No importa si la última vez que os visteis fue hace un mes, ayer o hace cinco minutos, en este caso la dimensión espacio-tiempo pierde todo su sentido y su valor.