En el reducido mundo del entretenimiento de los años 50 y 60 no había mucha elección. Para romper con esa tónica, irrumpe en España un nuevo juego: El Pinball. Un gran cajón inclinado con bolas de acero que hay que hacer rodar y rebotar con los «petacos» con la finalidad de que la esfera no se cuele por el sumidero. Y todo eso con un solo «duro» y con el posible logro de una partida extra que alargaba la diversión. Con estas sencillas reglas y su endiablada dificultad, enganchó a la juventud y se convirtió en sinónimo de destreza en las cafeterías y recreativos. Aquel que era bueno en pinball se le señalaba en el barrio como el rey del petaco, y esa popularidad y competición provocó la evolución mecanismos, niveles de dificultad y temáticas. Todos los secretos sobre estos adictivos artilugios están reunidos en ¡BOLA EXTRA!: Una completa enciclopedia que repasa los más de 70 fabricantes españoles de más de 600 modelos de «máquinas del millón», las variaciones que existían, el contexto histórico y las restricciones legales que cayeron al principio sobre estas exitosas máquinas. Pero no solo eso, también follet