Estos versos cuentan historias del adiós. La del amigo con el que compartiste juegos, sueños y sentimientos. El dramático adiós de una joven madre horas después de abrazar a su hija recién nacida, lo que necesariamente induce a reflexión sobre la fragilidad de la vida y el riesgo de vivir aplazándola. La serenidad en la tristeza de mi padre cuando faltó mi madre y cómo lo viví yo como si aún pudiera hablar con ella. Cada historia, distinta y única a la vez, deja en quien la vive su propia estela y cada estela huella en el alma de quien la abraza. El epílogo esboza sentimientos encontrados ante el adiós y el recuerdo de los seres queridos.