(Del prólogo) Muchas veces se ha dicho que se canta lo que se pierde. En este libro el poeta intenta recuperar lo perdido.
Estamos frente a un primer libro que es un libro de madurez. Jacinto Águeda sabe lo que quiere expresar. Heredero de buenas lecturas, el poeta elabora con mimo cada verso, dueño de un ritmo privado que parece pertenecer a la melodía del trasiego de la memoria. Estamos ante un gran poeta.
La edición se acompaña de un glosario que, más que desconfiar de la sapiencia del lector, pretende ayudarle con todos aquellos términos que, desde lo local, lo antiguo o lo en desuso, pudie- ran resultarle desconocidos o ambiguos. (Ana Martín Puigpelat)