Con La catedral (1903) se inicia el ciclo de novelas sociales de Vicente Blasco Ibáñez, que supone, también, el desplazamiento de la acción novelesca a lugares ajenos a la tierra valenciana, marco único de sus primeras novelas. El intruso, La bodega y La horda completan el grupo, en el que encontramos la denuncia de las injusticias sociales, el desigual reparto de las riquezas, los males que acarrean el analfabetismo y la incultura o la omnipresencia de la religión y su influencia opresiva. La catedral es, ante todo, una novela política e ideológica, en la que Blasco Ibáñez, desde una perspectiva republicana y muy próxima al anarcocomunismo y a un anticlericalismo que se nos antoja más un rechazo contundente de la religión, disecciona la sociedad toledana de principios del siglo XX, a través del microcosmos compuesto por las gentes que habitan en las Claverías de la catedral. El amor, las ilusiones y los sueños humanos, la fe y la razón, la avaricia y la soberbia, la ignorancia y el fanatismo, la intolerancia, las pasiones, la religiosidad y la ciencia, y la revisión crítica de la historia de España son algu