La financiación de la política, esto es, del proceso político protagonizado por los partidos, es desde hace muchos años una cuestión problemática en las democracias occidentales. La profesionalización de la política, la transformación de las elecciones en grandes operaciones mediáticas y propagandísticas que conllevan enormes gastos, así como el mantenimiento por los partidos de miles de sedes y miles de empleados retribuidos, han dado lugar a unas exigencias de financiación que resultan incontenibles. El autor cree que esta financiación es uno de los parámetros que configura el sistema político de un país, tan importante como la forma de Estado o el sistema electoral. Cree también que ha desbordado en los últimos tiempos toda medida razonable, según se desprende de las cifras que ofrece en esta publicación. Por todo ello entiende que hay que limitar la financiación pública excesiva que hoy rige en España y que desencadena consecuencias perversas sobre la vida política española. Es un tema en el que hay que cortar por lo sano si queremos de verdad promover la regeneración de la democracia española. Gaspar Ar