Cada cierto tiempo hacemos un balance de la experiencia vital (experiencia), la repasamos con minucioso tamiz de nuestra conciencia (teoría) y situamos las conclusiones en la realidad presente (práctica). Así, nuestra historia nos da aliento para no parar, para escoger los senderos y pelear por seguir haciendo historia.
Nuestra existencia no es solo personal, sino que resulta de la realidad social. La sociedad en la que vivimos condiciona nuestra vida, nos golpea, nos cierra los ojos, amordaza nuestra palabra... Solo llegaremos a «ser uno mismo» reconociendo a nuestros hermanos, a nuestras hermanas. Así, podremos desatarnos, quitarnos las vendas, unir nuestras manos, gritar y cambiar el mundo.
La historia se complica es un mapa de sentimientos hechos poesía en el cual es fácil verse reflejado. Sentimientos de amor, de odio, de rabia, donde la memoria, los recuerdos tienen el valor de poner las bases para afrontar el presente y decidir el camino hacia un futuro nuevo.