Cáceres, otoño de 1913. Huyendo de las convulsiones políticas en que se encuentra inmerso su país dos hermanos rumanos llegan a la ciudad en el transcurso de un largo viaje por Europa. Será en esta ciudad de provincias donde de la manera más insospechada se topen de bruces con los tenebrosos atavismos y miedos de su región de origen.