Este relato narra una tradición familiar: desde hacía varias generaciones los padres casaban a sus hijos con sus primeros hermanos, con el fin de que las fincas de la familia permanecieran unidas.
Cuando Ricardo fue padre, su hermano Arturo le dijo que le gustaría seguir con la tradición y casar a su hijo con la hija de Ricardo.
Juan de Dios era ya casi un adolescente cuando sus padres le explicaron que debía seguir con la tradición y tendría que esperar a que esa linda bebé, la hija de su tío Ricardo, creciera para poder casarse con ella. Esta noticia rompió el corazón de Juan de Dios, pues él ya amaba a otra jovencita.