En la España que despertaba al 36 las distopías comenzaban a convertirse en absolutas realidades. La fuerza bruta destruía el alma y los españoles volvíamos a ser protagonistas de una nueva tragedia universal. La tarde del 6 de noviembre el Gobierno de la República se disponía a abandonar Madrid. Lo que ocurrió ese día a personas normales de las que no salen en los libros de historia, pero que dotan de sentido y sensibilidad nuestra identidad colectiva, es narrado por un viejo humanista a su joven discípulo.