Del epílogo: A simple vista, una muchacha se desnuda y el pañuelo delmundo, percudido de espantos y miserias, puede tornarse tiernamentehabitable; urdir lloviznas y astrolabios; fraguar zaguanes yestampidas; inventariar las maravillas, las deslumbrantes sinuosidades de amaneceres y atardeceres de marzo; o, simplemente, de un casiimperceptible manotazo, despertar del letargo las brasas delpoema.
A simple vista, Rapsodia de todo lo visible e invisible no es un libro ?pudiera serlo?, sus confluencias y afluenciasestallan, copulan y se esparcen visibles, transparentes, manoseables,como la muchacha desnuda. No cabe duda, las palabras son del aire, yadesde anteriores insomnios, con paciencia de Job y heraclitianasargucias, Fernando Valerio-Holguín ha dado pruebas más que suficientes de cómo las manipula y articula con ellas artefactos aleatorios; loscamela, los apacienta y los torna suculentos manjares donde lo sonoroy lo visual danzan vagarosos por los baldíos del deseo...