DULCE REFUGIO ÚLTIMO
Voy a dejar abierta la puerta del poema,
regresaré muy pronto, antes del alba.
Puedes depositar, muy cerca de la lumbre,
junto a las brasas de la chimenea:
la sonrisa aterida de algún sueño,
la pústula de hierro de la ausencia,
el eco de una voz que no se apaga,
el uniforme gris de las batallas
tiznado con la sangre de los lirios.
Haré con ello versos,
tal vez puedan,
amortiguar el paso de los años,
repoblar las veredas que, desnudas,
han dejado unos pasos suplicantes
en el amargo tiempo de la espera.