Se puede leer el dolor a través de los ojos o sorprenderlo de repenteen un espejo. Intuir el desasosiego, la necesidad de reconstrucción.Entender los caminos del tiempo y los cambios que proyecta unatransición. Reconocer un final que aún palpita, mientras inducimos alavance sin temor. Aprender a convivir con la herida, asumir surealidad y concedernos el perdón.