La obra nos transporta a esa España teatral en lo exterior y decadente en lo interior. Se trata aquí del periodo de la Desamortización de Mendizabal, entrando en el trono la reina gobernadora, que por su debilidad ante la burguesía arrebató los bienes canónicos a la Iglesia para hacerlos llegar a manos de la misma clase social movida por fuerzas frandesas, que participaron en la caida del antiguo régimen.