Del corazón al papel, sin intermediarios. Un día sentí la necesidad imperiosa de abrir mi alma de par en par y ventilar, soltar mis preocupaciones, mis miedos, todo lo que pesaba y no valía, y quedarme con todo lo bueno: el amor, la alegría, la fuerza, el cariño, la gente de verdad. En un mundo de mentiras, de injusticias, de hacernos zancadillas, de miradas de rabillo de ojo y cuchicheos a la espalda, estamos necesitados de verdad, a corazón abierto, a manos llenas.