El impacto de la crisis climática y la creciente desigualdad en nuestras sociedades nos interpela a diseñar nuevas formas de gobernanza públicas y privadas para ganar la batalla de la sostenibilidad y del progreso. El futuro no tiene porqué ser un lugar distópico, sino una posibilidad de nuevo progreso. Eso pasa por un nuevo maridaje entre excelencia, competencia y cooperación a través de una nueva colaboración público, social y privada que gestione el talento colectivo de una forma inteligente y distribuida. Trabajar como lo hacíamos antes se ha demostrado que es obsoleto frente a los nuevos y viejos problemas. Ser innvadores e inclusivos será una de las cualidades más importantes para ofrecer seguridad en tiempos de incertidumbre.
La necesidad de construir una nueva gobernanza para la sostenibilidad nos interpela a sustentarlo sobre nuevos productos