Durante siglos las mujeres que pintaban fueron relegadas a los bodegones, con la excusa de que no eran capaces de reflejar batallas, mitos o buenos retratos. Sin embargo, desde el siglo XVI hubo magníficas pintoras y escultoras cuyas obras solían guardarse en sótanos y desvanes. Recientemente son reivindicadas grandes artistas del pasado, como Anselma, Lluisa Vidal o Maruja Mallo o Isabel Quintanilla, gracias a exposiciones que las reúnen en diferentes museos. Lo mismo ocurre con escritoras y poetas, cuyos poemas se reeditan actualmente. Ellas rompían el marco rígido de la sociedad patriarcal como pioneras, generalmente en el anonimato.
Este poemario rompe también ciertas reglas y prejuicios. Su pensar se inserta en el tiempo y su sentir en el espacio. Cuando se llega a una encrucijada necesitamos decidir qué camino elegir. Así ocurre en los poemas con cada palabra, sus sinónimos y aliteraciones, con cada metáfora y sus onomatopeyas.